El proceso histórico y evolución de la
lectura y escritura
La lectura es una capacidad, técnica,
habilidad o destreza que permite al hombre hacerse con las claves (signos
gráficos) o significantes con los que representar la realidad o
significados. La lectura es un medio de
comunicación, de conocimiento, comprensión, análisis, síntesis, aplicación y
valoración del entorno donde se inscribe.
La lectura es un instrumento de gran valor para la formación integral
del ser humano.
La escritura es un medio de
expresión, por tanto de comunicación, del lenguaje gráfico, facilitado por el
aprendizaje de una técnica concreta. Es
un instrumento indispensable del trabajo intelectual, por ella se registra,
precisa y clarifica el pensamiento y se concreta la expresión; y lo que es más
importante, contribuye a la maduración del pensamiento, por lo que es útil no
sólo a nivel personal, sino además a nivel social.
El proceso lector, a nivel puramente
mecánico, consiste en la percepción e identificación de signos gráficos y su
traducción homóloga en fonemas. Lo que
implica el sentido de la vista, percepción espacial, pensamiento, órganos
articulatorios del habla, coordinación general y particular de los distintos
elementos en juego y de relación entre ellos todo ello inscrito en el contexto
de inteligencia, memoria y atención.
El proceso escritor es un proceso
psicológico que supone la evocación de unas impresiones, la posibilidad de
relacionarlas con los signos orales y gráficos, y la elaboración de unas
imágenes motoras para la realizar los movimientos necesarios para el trazado de
los signos.
Sin
embargo, dada la simultaneidad de la lectura y la escritura como proceso de
aprendizaje siempre que nos refiramos a estos dos conceptos se les va a tratar
conjuntamente como proceso
lecto-escritor.
La lectura y la escritura son dos aspectos
de un mismo proceso. De ahí la
conveniencia de que exista simultaneidad en la enseñanza de las mismas. Sin embargo, es palpable la dificultad de una
sincronización total, debido a la diversidad de funciones implicadas en cada
uno de los procesos y a la diferente motivación para el alumno en uno y otro
ejercicio. La solución al problema no
está en retrasar el aprendizaje de menor dificultad para igualar ambos
procesos, sino en proporcionar actividades paralelas de manera que todo lo que
lea el alumno sea reproducido gráficamente y viceversa. Este paralelismo
reporta un beneficio mutuo así como una economía de tiempo y una respuesta al
desarrollo del pensamiento en este medio de comunicación.
Según el diccionario, entre las múltiples acepciones que tiene la palabra garabato,sobre
las que voy a hablar en este artículo son las que se relacionan con la
escritura, y así encontramos que su significado es:
1.(s.
m.)Trazo caprichoso e irregular que no intenta representar nada, especialmente
los que hacen los niños pequeños cuando aún no saben escribir.
2.(s.
m.)Escritura o dibujo mal hecho.
Para
llegar a la comunicación escrita, el
proceso de aprendizaje de un niño pasa por distintas etapas:
1ª etapa: el
garabato (18 meses-3 años).
2ª etapa: representación de la realidad (4-6
años)
3ª etapa: inicio de la escritura (7-9 años)
4ª etapa: madurez de la escritura (10-14
años)
A partir de los 18 meses,
el niño empieza a tomar conciencia de su entorno; empieza a relacionar a las
personas y las cosas. Es un momento en que se producen importantes y
necesarios avances en su desarrollo motriz,
esenciales para el normal desarrollo en su proceso de aprendizaje.
En esta primera etapa se debe trabajar mucho tanto
la motricidad gruesa (comprende las
condiciones físicas para andar, saltar y correr, la coordinación corporal
que involucran músculos largos), como la motricidad
fina (de
mano y dedos, la coordinación de los músculos cortos para realizar
actividades como recortar figuras, ensartar cuentas o agarrar el lápiz para
dibujar).
Los inicios de la escritura son
el garabato infantil. En ellos la actividad motora
queda reflejada en alguna superficie y el niño puede ver lo que hace su
actividad motriz, su movimiento: en la arena, en el agua, en papel, en la
pizarra, en su piel, en el suelo, en cualquier superficie que queda la huella del
movimiento motor.
El
garabato normalmente se
realiza con las manos. Pero se puede realizar con los pies o con cualquier otra parte del cuerpo ya que es la huella o marca que ha
dejado nuestro movimiento motor en una superficie.
Hay 3 tipos de garabatos:
El
garabato desordenado y sin control (18 meses-3 años): en esta
etapa el niño no tiene intención de representar la realidad; simplemente siente
placer y divertimento al ejercer esta actividad. Suelen agarrar el útil como si
fuera un puñal y ejercen mucha presión sobre el soporte. Los trazos varían de
longitud y dirección y pueden tener muchas formas:
Golpeteos que forman puntos sueltos en el papel.
§ Movimientos lineales del brazo: líneas.
§ Movimientos circulares: formas circulares.
§ Movimientos en zig-zag: formas en zig-zag o subrayado.
§ Movimientos laterales que dan líneas sobrepuestas.
§ Movimientos de ida y vuelta, el barrido que es una especie de
mancha de líneas como cuando rellenamos una figura con un lápiz.
§ El
garabato controlado, a partir 3 años: el niño ya
dirige su mano; comienza a emplear el color en el dibujo; los trazos duplican
su longitud, agarra mejor el útil.
§ El garabato con
nombre o denominado, a partir de los 3 años y medio: hay
intención de representar la realidad aunque los adultos no la reconozcamos; se
usa el color de forma subjetiva; los trazos pueden estar bien distribuidos por
toda la página; los garabatos son mucho más claros y diferenciados.
En los garabatos ya podemos percibir y analizar ciertos rasgos de la personalidad Atendiendo
a la primera impresión que nos produzca. Haciendo su análisis desde el punto de
vista del plano gráfico en cuanto a ubicación en la hoja, tamaño,
inclinación, forma, forma, presión y cohesión. Analizando otros datos como es
la forma de tomar el lápiz o la actitud que tiene a la hora de hacerlo.
LA COMPRENSIÓN LECTORA En su libro Comprensión de la
lectura F Smith expone una serie de ideas fundamentales a la hora de entender
el proceso del desarrollo de la lectura y también de plantearse el papel que el
profesor debe ejercer en su labor docente para facilitar el aprendizaje de esta
destreza Si bien el análisis de Smith se centra en el aprendizaje de la lectura
en los niños sus planteamientos son en líneas generales aplicables a la
enseñanza de la destreza lectora es fundamentales
para abordar el trabajo desde una orientación metodológica adecuada y para
traer perspectivas y creencias nuevas a las que han alimentado durante tanto
tiempo la enseñanza tradicional y que aun de forma inconsciente están todavía muy
presentes en el hacer o en los hábitos de muchos profesionales de la enseñanza
Tal vez la cuestión principal que plantea Smith esencial e importantísima para
la didáctica y la forma de enseñar es la importancia que tiene para la lectura
la información “no visual” (los conocimientos previos) La lectura sólo
ocasionalmente es visual gran parte de lo que un lector eficaz lee no lo ve lo
entiende lo percibe gracias a su conocimiento del mundo.

En todo este proceso el lector tiene un papel activo
su contribución para la comunicación es fundamental El proceso de la lectura es
un proceso de toma de decisiones un “cuerpo a cuerpo” con el texto donde el
lector partiendo de lo que ya sabe sobre el mundo busca respuestas a preguntas
escoge significados a veces duda aventura interpretaciones y va poco a poco
recorriendo un camino que le lleva a “entender” el mensaje La eficacia de todo
ese proceso es el lector quien la mide en un constante rever y evaluar lo que
está entendiendo o queriendo encontrar en el texto Cuanto mayores sean los
conocimientos previos del lector sobre lenguaje (ortografía léxico sintaxis) o
sobre el mundo (informaciones diversas) más rápida y eficazmente se produce esa
“negociación” con el texto pues la
redundancia es grande y la incertidumbre mínima Por eso el lector principiante
se mueve en medio de grandes dosis de incertidumbre en medio de un gran ruido
(muchas señales que no sabe descifrar): su información no visual es
insuficiente para ayudarle a no ver tantos signos y a entender significados La
información no llega la lectura se
limita a un bosque de signos El lector fluido o hábil debe tener también una
actitud de riesgo una capacidad de
aventurarse cuanto menos se aventure cuanta más información busque antes de
decidir más aumenta la posibilidad de
error y de no comprender el texto Por otra.
La etapa primitiva en la escritura
Los primeros
sistemas de la escritura a finales del IV milenio a. C. no se consideran una invención espontánea, pues se
fundamentan en viejas tradiciones de sistemas simbólicos que no se pueden clasificar como escritura en sí mismas,
pero que sí comparten muchas características que recuerdan a aquella. Estos
sistemas se pueden describir como protoescritura y utilizaban símbolos ideográficos o mnemónicos que
podían transmitir información, si bien estaban desprovistos de contenido lingüístico directo. Estos sistemas aparecieron al principio del periodo
neolítico, ya en el VII milenio a. C. si no antes (Kamyana Mohyla), en pleno Paleolítico Superior. Investigaciones que vienen
realizándose desde principios de la década de los noventa del pasado siglo, han
permitido la compilación de un signario nuclear básico de unos ochenta y ocho
signos lineales que fueron usados para grafiar o escribir secuencias ordenadas
que combinan y articulan signos como en cualquier escritura de signos lineales
y geométricos, lo que ha permitido el desarrollo de una hipótesis sobre el uso
de una Escritura Lineal Paleolítica (ELPA) logo fonográfica o glotográfica
durante el Paleolítico Superior, al parecer ya desde tiempos del Auriñaciense,
o con mayor probabilidad desde el Solutrense. Se ha observado el uso de tales
signos lineales de una posible escritura lineal paleolítica no solo en la zona
astur-cántabro-aquitana o franco-cantábrica, sino también en cuevas del sur de
la península, concretamente en las cuevas de la Pileta y Nerja en Málaga.
La etapa
alfabética en la escritura
Siguiendo las investigaciones de Emilia Ferreiro y Ana
Teberovsky (1979), los niños y niñas construyen su lenguaje escrito pasando por
una serie de etapas, que tienen unas características propias.
Los niños y niñas empiezan a diferenciar entre dibujos y
otros signos (letras, números,...). Su escritura es a base de culebrillas,
palitos, circulitos,... El texto escrito tiene la función de designar,
ocupa el lugar del dibujo de los objetos.
Etapa diferenciada
o presilábica:
En esta etapa se rompe la culebrilla y empiezan a escribir con letras o con
formas que se parecen mucho a las letras convencionales. Suelen escribir
incluyendo letras de su nombre, y tienen en cuenta el objeto que
representan (p. ej: oso se escribe con más letras que mariposa,
porque es más grande).
Surgen varias hipótesis:
De cantidad: en las escrituras debe haber una cantidad
mínima de letras para que diga algo.
De variedad: debe haber letras diferentes para que diga
algo.
Etapa
silábica:
Los niños y niñas empiezan a descubrir alguna relación entre el sonido y las
letras escritas, y en sus escrituras cada sílaba va a ser representada por
una grafía. Es una etapa muy larga y cómoda, y las escrituras pasan por varios
momentos:
Sin valor sonoro convencional: a cada sonido le hacen
corresponder una letra o grafía cualquiera.
Con valor sonoro
convencional: a cada sonido le hacen corresponder una letra que sí
corresponde al sonido de la vocal o consonante de esta sílaba.
Etapa silábica-alfabética: Descubren
que las sílabas se pueden escribir con vocal o con consonante, y así empiezan a
incluir ambas letras, escribiendo algunas sílabas completas en las palabras. De
esta etapa a la escritura completamente alfabética, se pasa muy
rápidamente.
Etapa alfabética:
Existe ya una correspondencia entre sonido y grafía en la escritura. En esta
etapa, el niño tiene un buen dominio del código, aunque surgen problemas
ortográficos, de separación de palabras,... que se irán corrigiendo en la
medida que el alumno o alumna interactúe con la lengua escrita.
EL ENFOQUE CONSTRUCTIVISTA, enseñamos a los niños el carácter
instrumental del lenguaje escrito como medio para resolver necesidades
prácticas y concretas; y el hecho de que se trabaja lenguaje escrito a lo largo
y a lo ancho de toda la actividad escolar. Partiendo de las ideas previas de
los niños acerca de la lectura y la escritura (pasan el dedo por las palabras
de izquierda a derecha, diferencian el dibujo de la escritura, ... ), y de los
profesores se intenta construir un pensamiento acerca del lenguaje escrito a
través del aprendizaje significativo en el que se trabajará con textos reales,
entendidos como la unidad básica de comunicación escrita que tiene significado,
usando siempre el lenguaje con una intención, con un uso que puede variar desde
para comunicar algo hasta para disfrutar y compartir. En esta propuesta de
trabajo el maestro/a debe ser un modelo motivador a seguir por sus alumnos,
leyendo y escribiendo todo lo posible y con sentido en presencia de ellos.

LA TEORÍA CONDUCTISTA APLICADA AL APRENDIZAJE DE LA LECTO- ESCRITURA
De acuerdo con los postulados de la teoría conductista, el aprendizaje de la
lectura se logra mediante la asociación entre imágenes visuales y sonidos. Se
trata de aplicar a la lectura el esquema E - R propuesto por el asociacionismo
para explicar la adquisición del conocimiento en general. En el caso de la
lectura, el estímulo (E) está representado por las imágenes gráficas (letras) y
las respuestas (R) la constituyen los sonidos que corresponden a tales
imágenes. El asociacionismo como posición imperante en la psicología de los
años 60 comienzos de los 70, sirvió de marco conceptual a numerosas
investigaciones que en esa época se desarrollan en el campo de la lectura.
No es extraño entonces que todas
ellas coincidan en considerarla como una actividad resultante de funcionamiento
de una serie de habilidades aisladas, independientes de la actividad cognitiva
del sujeto y que, por lo tanto, la metodología privilegiada para su estudio
consistiera en demostrar las relaciones entre la ejecución del sujeto en la
lectura y el nivel de funcionamiento en tales habilidades. En las posiciones de
corte asociacionista, el énfasis recae sobre el estímulo y la forma en que éste
debe ser presentado, de manera que se asegure su captación por parte del sujeto
y la emisión de una respuesta relevante a dicho estímulo. En el caso de la
lectura, la actividad del sujeto se reduce, entonces, a la discriminación de
impresiones visuales que se harán corresponder con sus equivalentes auditivos;
se trata de un simple proceso mecánico de decodificación que consiste en
convertir estímulos visuales en respuestas sonoras, tal como coinciden en
afirmar numerosos autores entre los que se cuentan H. Myklebust, S. Kirk y B.
Bateman.
El énfasis en la función
perceptiva, específicamente en la discriminación visual, lleva a esta última
autora a establecer una infeliz comparación entre el hombre y las ratas, al
definir las características de lo que considera como primera etapa de la
lectura: “la etapa uno es el proceso de leer. Difiere sólo en cantidad, no en
calidad, de lo que hace una rata cuando aprende a brincar a través de un aro,
pero no a través de un triángulo (respuestas diferenciales a estímulos
visuales)“. (1) La posición anterior, aunque tal vez expresada en términos
menos desvalorizados de la actividad humana, ha servido de base a los métodos
utilizados tradicionalmente en la 24 enseñanza formal de la lectura.
Las diferencias entre estos métodos giran
alrededor de la secuencia que debe seguirse en la enseñanza: partir de las
letras aisladas utilizando ya sea sus nombres o sus sonidos para luego formar
sílabas y llegar finalmente a las palabras, o bien presentar en primer término
las sílabas que se unirán luego para formar palabras, o bien -por el contrario-
comenzar por las palabras para luego proceder a su análisis silábico. Es en
estas alternativas que se ha centrado el debate entre los métodos alfabético, fonético
y silábico así como entre éstos –sintéticos- y los métodos analíticos.