martes, 5 de julio de 2016


Factores internos y externos que favorecen  el proceso de la enseñanza en la educación básica 



Factor madurativo

Para que un niño sea capaz de iniciar el aprendizaje de la lectoescritura, debe estar maduro, es decir, debe estar preparado.

La maduración para el aprendizaje es el momento en que el niño está preparado para aprender con facilidad y sin tensión emocional, logrando un aprendizaje productivo y encontrando resultados positivos.

El momento optimo para el aprendizaje de la lectoescritura no tiene relación directa con la edad cronológica del niño, sino con su estado madurativo, en donde la edad cronológicamente puede oscilar entre los 4 y 8 años, según cada caso.

• Factores lingüísticos

La lectura y escritura son actos lingüísticos complejos, porque simbolizan de manera abstracta la realidad, a través de un código alfabético convencional. 

Cuando el niño aprende a hablar, intuitivamente adquiere los conocimientos fonológicos, sintácticos y semánticos, pero con la instrucción educativa, adquiere las reglas de la fonología, la sintáctica y la gramática.

Los procesos lingüísticos se inician a lo largo del nivel inicial y se van desarrollando entre el 1er y 3er grado.





• Factores físicos

En el caso de la lectoescritura es necesario contar con una integridad visual, auditiva y motora, funciones primordiales para leer y escribir.

• Factores sociales

Se refiere a las características del medio ambiente al que el niño pertenece y las características familiares, las cuales son las que determinan la calidad del aprendizaje, ya que la familia y el medio colaboran favorablemente o desfavorablemente con el desarrollo madurativo.

• Factores emocionales

La madurez emocional es determinante para el desempeño del niño en el 1er año escolar. Al momento de ingresar a la escuela, es necesario que el niño se encuentre emocionalmente equilibrado y que logre ser un individuo autónomo e independiente. La timidez, la baja autoestima, la tensión nerviosa y la inquietud son factores que perturban el aprendizaje.




• Factores intelectuales

El nivel de capacidad mental es importantísimo para adquirir el aprendizaje de la lectoescritura. A la edad de 6 años aproximadamente, el niño cuenta ya con las funciones cognitivas necesarias para iniciar el aprendizaje de la lectoescritura.

Factores externos socioculturales, familiares y escolares

Se considera que un alumno tiene un bajo rendimiento en el aprendizaje cuando no consigue los mínimos resultados académicos esperados para su edad y capacidad. Esta situación se puede producir por motivos personales, siendo la insuficiente motivación o un trastorno del aprendizaje no diagnosticado o mal tratado las causas más comunes. Sin embargo, existen factores externos, cuyo origen no es ni el propio alumno ni el sistema educativo, que también tienen una notable influencia: los factores de índole familiar y social.




El marco social y familiar que envuelve al alumno ejerce un papel muy importante en la vida académica de los estudiantes, tanto directa como indirectamente. Son numerosos los estudios que demuestran las repercusiones de los factores familiares y sociales(clase social, nivel económico y cultural) en los resultados educativos, influyendo intensamente en el funcionamiento cognitivo del niño y en su motivación y, en consecuencia, teniendo un peso importante en su rendimiento educativo.



La implicación familiar en la educación de sus hijos y la integración social influye positivamente en los logros académicos. Sin embargo, muchos casos de fracaso escolar tienen su principal origen, o un alto nivel de influencia, en variables de exclusión social vinculados a situaciones familiares, socio económicas y/o culturales desfavorables. Por otra parte, aunque la motivación y las expectativas académicas entran en el grupo de los factores personales, no podemos obviar que también están influenciadas por la familia y el entorno social.







 






El proceso histórico y evolución de la lectura y escritura


La lectura es una capacidad, técnica, habilidad o destreza que permite al hombre hacerse con las claves (signos gráficos) o significantes con los que representar la realidad o significados.  La lectura es un medio de comunicación, de conocimiento, comprensión, análisis, síntesis, aplicación y valoración del entorno donde se inscribe.  La lectura es un instrumento de gran valor para la formación integral del ser humano.

La escritura es un medio de expresión, por tanto de comunicación, del lenguaje gráfico, facilitado por el aprendizaje de una técnica concreta.  Es un instrumento indispensable del trabajo intelectual, por ella se registra, precisa y clarifica el pensamiento y se concreta la expresión; y lo que es más importante, contribuye a la maduración del pensamiento, por lo que es útil no sólo a nivel personal, sino además a nivel social.


El proceso lector, a nivel puramente mecánico, consiste en la percepción e identificación de signos gráficos y su traducción homóloga en fonemas.  Lo que implica el sentido de la vista, percepción espacial, pensamiento, órganos articulatorios del habla, coordinación general y particular de los distintos elementos en juego y de relación entre ellos todo ello inscrito en el contexto de inteligencia, memoria y atención.

El proceso escritor es un proceso psicológico que supone la evocación de unas impresiones, la posibilidad de relacionarlas con los signos orales y gráficos, y la elaboración de unas imágenes motoras para la realizar los movimientos necesarios para el trazado de los signos.







Sin embargo, dada la simultaneidad de la lectura y la escritura como proceso de aprendizaje siempre que nos refiramos a estos dos conceptos se les va a tratar conjuntamente como proceso lecto-escritor.

La lectura y la escritura son dos aspectos de un mismo proceso.  De ahí la conveniencia de que exista simultaneidad en la enseñanza de las mismas.  Sin embargo, es palpable la dificultad de una sincronización total, debido a la diversidad de funciones implicadas en cada uno de los procesos y a la diferente motivación para el alumno en uno y otro ejercicio.  La solución al problema no está en retrasar el aprendizaje de menor dificultad para igualar ambos procesos, sino en proporcionar actividades paralelas de manera que todo lo que lea el alumno sea reproducido gráficamente y viceversa. Este paralelismo reporta un beneficio mutuo así como una economía de tiempo y una respuesta al desarrollo del pensamiento en este medio de comunicación.


Según el diccionario, entre las múltiples acepciones que tiene la palabra garabato,sobre las que voy a hablar en este artículo son  las que se relacionan con la escritura, y así encontramos que su significado es:
1.(s. m.)Trazo caprichoso e irregular que no intenta representar nada, especialmente los que hacen los niños pequeños cuando aún no saben escribir.
 2.(s. m.)Escritura o dibujo mal hecho.
 Para llegar a la comunicación escrita, el proceso de aprendizaje de un niño pasa por distintas etapas:
1ª etapa: el garabato (18 meses-3 años).                                                                  
2ª etapa: representación de la realidad (4-6 años)                                                    
 3ª etapa: inicio de la escritura (7-9 años)                                                                
4ª etapa: madurez de la escritura (10-14 años)
A partir de los 18 meses, el niño empieza a tomar conciencia de su entorno; empieza a relacionar a las personas y las cosas.  Es un momento en que se producen importantes y necesarios avances en su desarrollo motriz,  esenciales para el normal desarrollo en su proceso de aprendizaje.
En esta primera etapa  se debe  trabajar mucho tanto la motricidad gruesa  (comprende las condiciones físicas para andar,  saltar y correr, la coordinación corporal que involucran músculos largos),  como la motricidad fina (de mano y dedos,  la coordinación de los músculos cortos para realizar actividades como recortar figuras, ensartar cuentas o agarrar el lápiz para dibujar).
Los inicios de la escritura son el  garabato infantil. En ellos la actividad motora  queda reflejada en alguna superficie y el niño puede ver lo que hace su actividad motriz, su movimiento: en la arena, en el agua, en papel, en la pizarra, en su piel, en el suelo, en cualquier superficie que queda la huella del movimiento motor.
El garabato normalmente se realiza con las manos. Pero se puede realizar con los pies o con cualquier otra parte del cuerpo ya que es la huella o marca que ha dejado nuestro movimiento motor en una superficie.







Hay 3 tipos de garabatos:

 El garabato desordenado y sin control  (18 meses-3 años): en esta etapa el niño no tiene intención de representar la realidad; simplemente siente placer y divertimento al ejercer esta actividad. Suelen agarrar el útil como si fuera un puñal y ejercen mucha presión sobre el soporte. Los trazos varían de longitud y dirección y pueden tener muchas formas:              

Golpeteos que forman puntos sueltos en el papel.
§  Movimientos lineales del brazo: líneas.                                                      
§  Movimientos circulares: formas circulares.                                                
§  Movimientos en zig-zag: formas en zig-zag o subrayado.                             
§  Movimientos laterales que dan líneas sobrepuestas.                                     

§  Movimientos de ida y vuelta, el barrido que es una especie de mancha de líneas como cuando rellenamos una figura con un lápiz.
§  El garabato controlado, a partir 3 años: el niño ya dirige su mano; comienza a emplear el color en el dibujo; los trazos duplican su longitud, agarra mejor el útil.
§  El garabato con nombre o denominado, a partir de los 3 años y medio: hay intención de representar la realidad aunque los adultos no la reconozcamos; se usa el color de forma subjetiva; los trazos pueden estar bien distribuidos por toda la página; los garabatos son mucho más claros y diferenciados.

En los garabatos ya podemos percibir y analizar ciertos rasgos de la personalidad Atendiendo a la primera impresión que nos produzca. Haciendo su análisis desde el punto de vista  del plano gráfico en cuanto a ubicación en la hoja, tamaño, inclinación, forma, forma, presión y cohesión. Analizando otros datos como es la forma de tomar el lápiz o la actitud que tiene a la hora de hacerlo.





LA COMPRENSIÓN LECTORA En su libro Comprensión de la lectura F Smith expone una serie de ideas fundamentales a la hora de entender el proceso del desarrollo de la lectura y también de plantearse el papel que el profesor debe ejercer en su labor docente para facilitar el aprendizaje de esta destreza Si bien el análisis de Smith se centra en el aprendizaje de la lectura en los niños sus planteamientos son en líneas generales aplicables a la enseñanza de la destreza lectora es  fundamentales para abordar el trabajo desde una orientación metodológica adecuada y para traer perspectivas y creencias nuevas a las que han alimentado durante tanto tiempo la enseñanza tradicional y que  aun de forma inconsciente están todavía muy presentes en el hacer o en los hábitos de muchos profesionales de la enseñanza Tal vez la cuestión principal que plantea Smith esencial e importantísima para la didáctica y la forma de enseñar es la importancia que tiene para la lectura la información “no visual” (los conocimientos previos) La lectura sólo ocasionalmente es visual gran parte de lo que un lector eficaz lee no lo ve lo entiende lo percibe gracias a su conocimiento del mundo.




En todo este proceso el lector tiene un papel activo su contribución para la comunicación es fundamental El proceso de la lectura es un proceso de toma de decisiones un “cuerpo a cuerpo” con el texto donde el lector partiendo de lo que ya sabe sobre el mundo busca respuestas a preguntas escoge significados a veces duda aventura interpretaciones y va poco a poco recorriendo un camino que le lleva a “entender” el mensaje La eficacia de todo ese proceso es el lector quien la mide en un constante rever y evaluar lo que está entendiendo o queriendo encontrar en el texto Cuanto mayores sean los conocimientos previos del lector sobre lenguaje (ortografía léxico sintaxis) o sobre el mundo (informaciones diversas) más rápida y eficazmente se produce esa “negociación” con el texto  pues la redundancia es grande y la incertidumbre mínima Por eso el lector principiante se mueve en medio de grandes dosis de incertidumbre en medio de un gran ruido (muchas señales que no sabe descifrar): su información no visual es insuficiente para ayudarle a no ver tantos signos y a entender significados La información no llega  la lectura se limita a un bosque de signos El lector fluido o hábil debe tener también una actitud de riesgo  una capacidad de aventurarse cuanto menos se aventure cuanta más información busque antes de decidir  más aumenta la posibilidad de error y de no comprender el texto Por otra.

La etapa primitiva en la escritura
Los primeros sistemas de la escritura a finales del IV milenio a. C. no se consideran una invención espontánea, pues se fundamentan en viejas tradiciones de sistemas simbólicos que no se pueden clasificar como escritura en sí mismas, pero que sí comparten muchas características que recuerdan a aquella. Estos sistemas se pueden describir como protoescritura y utilizaban símbolos ideográficos o mnemónicos que podían transmitir información, si bien estaban desprovistos de contenido lingüístico directo. Estos sistemas aparecieron al principio del periodo neolítico, ya en el VII milenio a. C. si no antes (Kamyana Mohyla), en pleno Paleolítico Superior. Investigaciones que vienen realizándose desde principios de la década de los noventa del pasado siglo, han permitido la compilación de un signario nuclear básico de unos ochenta y ocho signos lineales que fueron usados para grafiar o escribir secuencias ordenadas que combinan y articulan signos como en cualquier escritura de signos lineales y geométricos, lo que ha permitido el desarrollo de una hipótesis sobre el uso de una Escritura Lineal Paleolítica (ELPA) logo fonográfica o glotográfica durante el Paleolítico Superior, al parecer ya desde tiempos del Auriñaciense, o con mayor probabilidad desde el Solutrense. Se ha observado el uso de tales signos lineales de una posible escritura lineal paleolítica no solo en la zona astur-cántabro-aquitana o franco-cantábrica, sino también en cuevas del sur de la península, concretamente en las cuevas de la Pileta y Nerja en Málaga.





La etapa alfabética en la escritura

Siguiendo las investigaciones de Emilia Ferreiro y Ana Teberovsky (1979), los niños y niñas construyen su lenguaje escrito pasando por una serie de etapas, que tienen unas características propias.

Etapa indiferenciada:

Los niños y niñas empiezan a diferenciar entre dibujos y otros signos (letras, números,...). Su escritura es a base de culebrillas, palitos, circulitos,...  El texto escrito tiene la función de designar, ocupa el lugar del dibujo de los objetos.


Etapa diferenciada o presilábica:
En esta etapa se rompe la culebrilla y empiezan a escribir con letras o con formas que se parecen mucho a las letras convencionales. Suelen escribir incluyendo letras de su nombre, y tienen en cuenta el objeto que representan (p. ej: oso se escribe con más letras que mariposa, porque es más grande).
Surgen varias hipótesis:

De cantidad: en las escrituras debe haber una cantidad mínima de letras para que diga algo.
De variedad: debe haber letras diferentes para que diga algo.  

Etapa silábica:
Los niños y niñas empiezan a descubrir alguna relación entre el sonido y las letras escritas, y en sus escrituras cada sílaba va a ser representada por una grafía. Es una etapa muy larga y cómoda, y las escrituras pasan por varios momentos:

Sin valor sonoro convencional: a cada sonido le hacen corresponder una letra o grafía cualquiera.
Con valor sonoro convencional: a cada sonido le hacen corresponder una letra que sí corresponde al sonido de la vocal o consonante de esta sílaba.  
Etapa silábica-alfabética: Descubren que las sílabas se pueden escribir con vocal o con consonante, y así empiezan a incluir ambas letras, escribiendo algunas sílabas completas en las palabras. De esta etapa a la escritura completamente alfabética, se pasa muy rápidamente.


Etapa alfabética: Existe ya una correspondencia entre sonido y grafía en la escritura. En esta etapa, el niño tiene un buen dominio del código, aunque surgen problemas ortográficos, de separación de palabras,... que se irán corrigiendo en la medida que el alumno o alumna interactúe con la lengua escrita.






EL ENFOQUE CONSTRUCTIVISTA, enseñamos a los niños el carácter instrumental del lenguaje escrito como medio para resolver necesidades prácticas y concretas; y el hecho de que se trabaja lenguaje escrito a lo largo y a lo ancho de toda la actividad escolar. Partiendo de las ideas previas de los niños acerca de la lectura y la escritura (pasan el dedo por las palabras de izquierda a derecha, diferencian el dibujo de la escritura, ... ), y de los profesores se intenta construir un pensamiento acerca del lenguaje escrito a través del aprendizaje significativo en el que se trabajará con textos reales, entendidos como la unidad básica de comunicación escrita que tiene significado, usando siempre el lenguaje con una intención, con un uso que puede variar desde para comunicar algo hasta para disfrutar y compartir. En esta propuesta de trabajo el maestro/a debe ser un modelo motivador a seguir por sus alumnos, leyendo y escribiendo todo lo posible y con sentido en presencia de ellos.








LA TEORÍA CONDUCTISTA APLICADA AL APRENDIZAJE DE LA LECTO- ESCRITURA De acuerdo con los postulados de la teoría conductista, el aprendizaje de la lectura se logra mediante la asociación entre imágenes visuales y sonidos. Se trata de aplicar a la lectura el esquema E - R propuesto por el asociacionismo para explicar la adquisición del conocimiento en general. En el caso de la lectura, el estímulo (E) está representado por las imágenes gráficas (letras) y las respuestas (R) la constituyen los sonidos que corresponden a tales imágenes. El asociacionismo como posición imperante en la psicología de los años 60 comienzos de los 70, sirvió de marco conceptual a numerosas investigaciones que en esa época se desarrollan en el campo de la lectura.

No es extraño entonces que todas ellas coincidan en considerarla como una actividad resultante de funcionamiento de una serie de habilidades aisladas, independientes de la actividad cognitiva del sujeto y que, por lo tanto, la metodología privilegiada para su estudio consistiera en demostrar las relaciones entre la ejecución del sujeto en la lectura y el nivel de funcionamiento en tales habilidades. En las posiciones de corte asociacionista, el énfasis recae sobre el estímulo y la forma en que éste debe ser presentado, de manera que se asegure su captación por parte del sujeto y la emisión de una respuesta relevante a dicho estímulo. En el caso de la lectura, la actividad del sujeto se reduce, entonces, a la discriminación de impresiones visuales que se harán corresponder con sus equivalentes auditivos; se trata de un simple proceso mecánico de decodificación que consiste en convertir estímulos visuales en respuestas sonoras, tal como coinciden en afirmar numerosos autores entre los que se cuentan H. Myklebust, S. Kirk y B. Bateman.

El énfasis en la función perceptiva, específicamente en la discriminación visual, lleva a esta última autora a establecer una infeliz comparación entre el hombre y las ratas, al definir las características de lo que considera como primera etapa de la lectura: “la etapa uno es el proceso de leer. Difiere sólo en cantidad, no en calidad, de lo que hace una rata cuando aprende a brincar a través de un aro, pero no a través de un triángulo (respuestas diferenciales a estímulos visuales)“. (1) La posición anterior, aunque tal vez expresada en términos menos desvalorizados de la actividad humana, ha servido de base a los métodos utilizados tradicionalmente en la 24 enseñanza formal de la lectura.





 Las diferencias entre estos métodos giran alrededor de la secuencia que debe seguirse en la enseñanza: partir de las letras aisladas utilizando ya sea sus nombres o sus sonidos para luego formar sílabas y llegar finalmente a las palabras, o bien presentar en primer término las sílabas que se unirán luego para formar palabras, o bien -por el contrario- comenzar por las palabras para luego proceder a su análisis silábico. Es en estas alternativas que se ha centrado el debate entre los métodos alfabético, fonético y silábico así como entre éstos –sintéticos- y los métodos analíticos.